Hay días donde nos levantamos cansados, nos sentimos desahuciados, sin ánimo, comenzamos a hacer las cosas del trabajo o de la casa y todo nos sale mal. No entendemos por qué, hasta nos atrevemos a pensar que Dios nos ha abandonado, pero Dios no abandona a nadie que obra bien, Él siempre camina a nuestro lado de forma silenciosa. Quizás no nos damos cuenta de su presencia por nuestros problemas diarios, pero Él está ahí, y cuando menos lo esperamos se hace sentir, nos sorprende con su bondad, ayudándonos a resolver los inconvenientes. Sin darnos cuenta está probando nuestra fe.
Eso es lo que hace Dios, prueba nuestra fe, si nos enojamos con Él porque nos pasa algo malo, quiere decir que no tenemos ni sentimos realmente fe en nuestro Dios. Pues Él nos probará con nuestra paciencia de saber esperar mientras hace su voluntad en nosotros, no olvidemos que su plan es infinitamente mejor que el que nosotros podemos pensar que es excelente.. Si Dios nos pone pruebas debemos asumirlas y aceptar su voluntad, solo nuestra confianza en Dios nos permitirá entender su obra y aceptarla en nuestra vida.
Con la paciencia aceptaremos cualquier obra que Dios tenga para nosotros, pues entenderemos que lo que nos sucede es su voluntad, quien recompensará nuestro sacrificio, pero esa espera de la recompensa debe ser una espera paciente, en calma, sin angustia y sin querer apresurar la voluntad de Dios. Recuerden hermanos que el tiempo de Dios es diferente al tiempo nuestro. El apóstol Pedro nos habla al respecto; “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” 2 Pedro 3:9
La palabra de Dios nos habla de la paciencia en muchas ocasiones, como por ejemplo la paciencia de Abraham, de Sara y de Job, que son muestras de que Dios recompensa la paciencia, pues la paciencia es ejemplo de fe. Otro ejemplo muy bueno es en Santiago 1:2-4: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”.
Pongamos en práctica la paciencia, y gocemos de otro fruto del Espíritu que Dios nos regala al morar el Espíritu Santo en nosotros.