Un cristiano no tiene por qué tener miedo, preocupación o estar ansioso. Pablo dijo: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7
En lugar de un espíritu de temor, se nos ha dado un espíritu de poder, de amor y de dominio propio. Tenemos miedo cuando a nuestra mente vienen ciertos pensamientos negativos sobre nosotros mismos y nuestras circunstancias de la vida. Pero hermanos tenemos que recordar que el diablo es el maestro en el uso de nuestros temores. Sin embargo, cuando nos centramos en nuestro Señor y Salvador, ese miedo desaparecerá, tenemos que confiar en Él. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:13
Pablo dice a Timoteo que Dios no nos ha dado un espíritu de temor, que no debemos tener miedo y oponernos a los errores de falsos maestros y mantenernos firme a las verdadera doctrinas. Para esto se nos ha dado el Espíritu de poder, para resistir las tentaciones de Satanás, soportando las dificultades como buenos soldados de Cristo y hacer la voluntad y el trabajo de Dios. Otro versiculo en la Biblia muy lindo es la carta a Efeso, en donde Pablo los axorta a vestirse de la armadura de Dios. “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” Efesios 6:10-11
El Espíritu Santo nos da su amor y poder para obedecer sus leyes. El pecador arrepentido es entonces una persona cambiada, su perspectiva y objetivo son cambiados cuando él es conducido por el Espíritu que mora en su cuerpo, pero para eso no debemos contristar al Espíritu de Dios. “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” Efesios 4:30
Se necesita el Espíritu de Dios para producir una mente verdaderamente sana. Este versículo también implica que, siempre y cuando la mente está desprovista del espíritu de Dios, no puede ser considerada verdaderamente saludable. Cualquier mente en la cual falta el Espíritu Santo será deficiente en la capacidad de lidiar con la vida, porque no puede ver las cosas de una perspectiva adecuada, justa o injusta. En su lugar, tendrá una fuerte tendencia a torcer situaciones hacia su propio punto de vista, el cual no es el correcto.
Una vez regenerados por el Espíritu Santo, necesitamos ser continuamente guiados por Él, dando fruto espiritual en todas partes de nuestra vida. Si estamos produciendo el fruto del Espíritu, que exhibe una mente sana, sabemos que Él está obrando en nosotros. El Espíritu es la mente y la esencia de la naturaleza divina, y a través de ella Dios lleva a cabo su voluntad. Él nos da la capacidad mental para comprender las cosas espirituales. El Espíritu nos da la fuerza, la voluntad y la fe para superar nuestras debilidades.
Si queremos vencer los miedos debemos confiar pleanamente en Dios, en sus promesas y su amor, Él nunca nos defraudará.