¿Como podemos vivir una vida con Amor cristiano?

La biblia relata que Dios es amor “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” 1 Juan 4:8. El amor de Dios es más que sentimientos, es entrega, sacrificio, dedicación, perdón, corrección, etc. El amor requiere sacrificio y entrega, por eso Dios entregó a su hijo en la cruz por TODOS los seres humanos.
¿Nosotros como verdaderos cristianos, vivimos una vida con amor? El apostol Pablo nos deja un mensaje en la epistola a los corintios: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” 1 Corintios 13:1-3. ¿De que nos vale vivir una vida sin amor? ¿Como es el verdadero amor? “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.” 1 Corintios 13:4-8
Si el amor no está detrás de todo lo que hacemos, de acuerdo a la enseñanza de este texto a los ojos de Dios, eso no sirve para nada. De manera que el amor es central en la vida cristiana.
Si no podemos crecer en estas cosas, probablemente estamos decayendo en nuestra vida de piedad. El que no está creciendo en amor no está creciendo en nada, por cuanto el amor resume todo lo demás. Que el Señor nos ayude a ser juiciosos y honestos al evaluar estas cosas, pero sobre todo que nos dé un espíritu renovado de arrepentimiento, de modo que al evaluarnos a nosotros mismos no nos desalentemos. El Espíritu Santo no nos convence de pecado para llevarnos a la depresión, sino para que, enfrentemos nuestros pecados y los confrontemos con la palabra. Solo de esa forma podemos ser cada vez más semejantes a nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *